“Milagro oaxaqueño” oferta Alejandro Murat
Cuauhtémoc Blas
El ofrecimiento de Alejandro Murat dos días después de las votaciones del 5 de junio en Oaxaca, donde se alzó con el triunfo, parecía ya fuera de tiempo, la campaña política había pasado. “En seis años —dijo a El Universal— se hablará del milagro oaxaqueño”. ¿Para qué ofrecer tanto ya?
A menos que la clave esté en la pregunta final del reportero: “En 2018, se ve usted como posible contendiente por la Presidencia de la República”. Versión que empezó a sonar, naturalmente desde su gente. Que tenía la pinta para candidato a la grande, decían.
La palabra milagro tiene un significado religioso, pero se ha tomado para calificar procesos de crecimiento económico exitosos, como el “Milagro mexicano” de las décadas 40-70, o el brasileño que llegó a los primeros años del siglo XXI (aunque muchos dicen que no existió tal). Sin duda, a eso alude el hoy gobernador electo, pero con todas las debilidades de Oaxaca: de productividad, educativas, de incipiente desarrollo empresarial, casi sin Estado de derecho, etc., lo que tendría que darse es un milagro en el sentido estricto del significado del término.
Aunque la entrevista ocupó casi toda la plana del rotativo, no quedó claro cuál será el método para lograr el “milagro oaxaqueño”, pero la afirmación fue categórica, sorprendente: