Peña, versión mexicana de la doctrina del shock
Gerardo Nieto
Resumen Ejecutivo/AP 700
A diferencia del esquema salinista que busca acuerdos entre las fuerzas involucradas en las reformas, el modelo reformista de hoy apuesta a la ruptura. Todo gira alrededor de una presidencia fuerte que impone el modelo no lo consensa. Esto no es una deficiencia del modelo, es el modelo.
Hemos llegado a una etapa singular de la evolución del sistema en el que el capitalismo voraz, de cuates y altamente concentrador de riqueza, se sirve de la clase política para llevar el modelo surgido del Consenso de Washington a una etapa superior de neoliberalismo. Carlos Salinas queda como un humilde aprendiz de brujo luego del proceso legislativo y del contenido privatizador del actual modelo reformista.
Las leyes reglamentarias en materia energética potencian a niveles nunca vistos la alianza histórica entre la clase política y el gran capital. En estas condiciones, la democracia se reduce a un acuerdo entre élites. Se trata, sin duda, de una concentración obscena de poder político y económico en muy pocas manos. La apertura mexicana de todo el proceso de valor del petróleo, supera lo hecho por el dictador Augusto Pinochet en Chile, pero también las privatizaciones de la época de Ronald Reagan (EE.UU) y de Margaret Tatcher (Gran Bretaña). El modelo de Peña Nieto es la versión mexicana de la doctrina del shock.